Se las arregló para ser contemporáneo
de quienes nacieron medio siglo después de su muerte
creó una justicia natural para negros zambos indios y criollos pobres
tuvo pupila suficiente como para meterse en camisa de once varas
y cojones como para no echarle la culpa a los otros
así y todo pudo articularnos un destino
inventó el éxodo esa última y seca prerrogativa del albedrío
tres años antes que naciera Marx
y ciento cincuenta antes de que roñosos diputados la convirtieran en otro expediente demorado borroneó una reforma agraria que aún no ha conseguido el homenaje catastral
lo abandonaron lo jodieron lo etiquetaron
pero no fue por eso que se quedó para siempre en tierra extraña
por algo nadie quiere hurgar en su silencio de viejo firme
no fue tosco como Lavalleja ni despótico como Oribe ni astuto como Rivera
fue sencillamente un tipo que caminó delante de su gente
fue un profeta certero que no hizo públicas sus profecías
pero se amargó profundamente con ellas
acaso imaginó a los futurísimos choznos de quienes inauguraban el paisito
esos gratuitos herederos que ni siquiera iban a tener la disculpa del coraje
y claro presintió el advenimiento de estos ministros alegóricos
estos conductores sin conducta estos proxenetas del recelo
estos tapones de la historia y si decidió quedarse en curuguaty
no fue por terco o por necio o resentido
sino como una forma penitente e insomne de instalarse
en su bien ganado desconsuelo.
Mario Benedetti
martes, 21 de octubre de 2008
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